Segunda parte del ejemplo maestro de Lope de Vega y ‘El Caballero de Olmedo’

Redacción Barcelona /JPLa flor de Olmedo rescata del pasado la copla como el arte del amar cortés

Lope de Vega crea una historia que hace real en una obra moderna

El maestro Lope de Vega, al propio personaje, lo hace poeta cortés, lo hace beber de las aguas trovadorescas del amor cortés y de su ritual inherente. Lope elabora toda una vida y todo un mundo para Alonso. Hace de Alonso un hombre de la Edad Media pero con unos conocimientos filtrados por la pureza de lo que supuso un Renacimiento Humanista y Filológico.

La clerecía ya no era simple apariencia o cuatro ‘auctores’ o nombres mal escritos y retahílas de estos mismos sin otro propósito que la exhibición cultural (en su medida, también creaban). La Celestina quería mostrar un nuevo mundo ante el que el mundo se abría y El Caballero le muestra al vulgo un mundo que se ha perdido.

En el pasaje siguiente vemos cómo cumple con uno de los seis requisitos[1] del proceso del amor cortés[2], el de la composición que ha escrito para ella:

TELLO

Pues advierte, Inés discreta,
de los dos tan nuevo efeto,
que a él le has hecho discreto,                        1095
y a mí me has hecho poeta.[3]
Oye una glosa a un estribo
que compuso don Alonso
a manera de responso,
si los hay en muerto vivo:                        1100

En el valle a Inés
le dejé riendo.
Si la ves, Andrés,
dile cuál me ves
por ella muriendo.[4] 1105

[…]

Andrés, después que las bellas                        1110
plantas de Inés goza el valle,
tanto florece con ellas
que quiso el cielo trocalle
por sus flores sus estrellas.
Ya el valle es cielo, después                        1115
que su primavera es,
pues verá el cielo en el suelo
quien vio, pues Inés es cielo,
en el valle a Inés.

Con miedo y respeto estampo                        1120
el pie donde el suyo huella[5];
que ya Median del Campo
no quiere aurora más bella
para florecer su campo.
Yo la vi de amor huyendo,                           1125
cuanto miraba matando[6],
su mismo desdén venciendo,
y, aunque me partí llorando,
la dejé riendo.

Dile, Andrés, que ya me veo                             1130
muerto por volverla a ver,
aunque cuando llegues, creo
que no será menester,
que me habrá muerto el deseo.
No tendrás que hacer después                          1135
que a sus manos vengativas
llegues, si una vez la ves,
ni aun es posible que vivas,
si la ves Andrés.

Pero si matarte olvida,                                          1140
por no hacer caso de ti,
dile a mi hermosa homicida
que por qué se mata en mí,
pues que sabe que es mi vida.
Dile: Cruel, no le des                                          1145
muerte, si vengada estás
y te ha de pesar después.
Y pues no me has de ver más,
dile cuál me ves.

Verdad es que se dilata                                        1150
el morir, pues con mirar
vuelve a dar vida la ingrata,
y ansí se cansa en matar[7],
pues da vida a cuantos mata.
Pero, muriendo o viviendo,                             1155
no me pienso arrepentir
de estarla amando y sirviendo[8],
que no hay bien como vivir
por ella muriendo.

El tema del amor cortés es maleable en las manos de Rojas y de Lope. Pueden crear con el mismo tema intenciones diversas. Lo que decíamos más arriba, el mismo tema o “chiste” con la gracia de quien lo cuenta.

Redacción Barcelona /JPLas películas norteamericanas también son reversiones ad infinitum de los mismos temas; pero siempre encuentran el recurso de crear una historia que haga necesaria la contemplación del filme, aunque sea gracias a la publicidad.

(…entrada anterior)

REDACCIÓN VALLADOLID


[1] El primero sería mostrarse tímido. El segundo que se espera es hablar unas pocas palabras con grandes reservas. El tercero, dar, si es con mediador tanto mejor, una prenda o unas letras compuestas, demostrando clerecía. El cuarto, conseguir una entrevista. El quinto, conseguir una cita y procurar la pernocta, pero sin contacto sexual. El sexto el fech, o acto sexual. El quinto se lo saltó Calisto y el sexto ya fue la perdición.
[2] El llamado gradus amoris.
[3] Este es uno de los efectos de enamorarse al ver a una dama bella que frecuentan los trovadores en sus composiciones:
¿Qual gentil cor és qui.s puxa deffendre
que en son sforç en amar liey no meta?
Que.n sa bondat e belhesa perffeta
vey que chascús pot de ben dir apendre,
e no.n say nulhs que.n lo punt que l’à vista,
soptosaments Fin.Amors no.l reprena
e tot son cors no crech de veure vena
si elh.l fer ab los rays de sa vista.       (Melcior de Gualbes, ed. Bohigas)
Quién de corazón gentil es capaz de evitar
que su voluntad en amarla no caiga?
Ante su bondad y belleza perfecta
veo que todos son capaces de hablar correctamente,
y no sé de nadie que en el momento que la ha visto,
de repente no le sobrecoja un Amor Leal
y toda su persona crezca ver la inspiración
si ella le hiere con los rayos de su mirada.    (Traducción: juliopremsa)
[4] Recordemos los síntomas de la agitación del encantamiento visual.
[5] Esto de seguir sus huellas recuerda una de las leyendas sobre la trágica muerte de Hipólito y Fedra. Se decía que Teseo descubrió su amor cuando vio a su hijo Hipólito arrastrarse tras las huellas que ella dejaba. Después de consultar el diccionario Pierre Grimal no encontramos este pasaje pero sí tenemos constancia que circula esta leyenda.
[6] De nuevo la mirada es tremenda: Dante Alighieri, Vita nuova, ed. bilingüe Raffaele Pinto, Ed. Cátedra Universales, Madrid, 2003, pág. 244.
Ne li occhi porta la mia donna Amore,
per che si fa gentil ciò ch’ella mira;
ov’ella passa, ogn’om ver lei si gira,
e cui saluta fa tremar lo core.
Amor lleva en los ojos mi señora,
por lo que ennoblece cuanto mira;
por donde pasa gíranse los hombre,
y a quien saluda hace temblarle el pecho,
(Traducción de Luis Martínez de Merlo)
[7] Tanta tortura por la dama rememora en algún aspecto la dama del Maistre Alain Chartier de La Belle Damme sans Merci, ed. de Martín de Riquer.
[8] En Las leys d’amor de Guilhem Molinier (gramática trovadoresca del s. XIV) se habla del prodigio y maravilla que supone estar enamorado y que es el mejor estado del alma. En Les Razos de Trobar de Ramon Vidal de Besalú se menciona lo mismo.

1 Responses to Segunda parte del ejemplo maestro de Lope de Vega y ‘El Caballero de Olmedo’

  1. Phillys dice:

    Gracias por explicar tan bien el tema del amor cortés y su representación en algunas obras de la Literatura Española. Yo, como extranjera, esperaba poder encontrar este tipo de explicaciones en clase, pero por alguna razón aun no he visto nada de Lope de Vega, ni de otros autores. No porque no estén en el temario, sino porque los profesores dicen que ya los veremos en otras asignaturas.

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